domingo, 27 de julio de 2014

¿El Mejor Papá del Mundo?

Yo y mi papá.

Creo que ya es mi turno de exhibir a mi papá en las redes sociales. No lo había hecho porque no me gusta presumir, pero ya que todos lo hacen, aquí voy:

Quizás no sea el mejor ser humano que ha existido, pero el ver cómo lucha por dejar a un lado su carácter, amarnos tal y cómo somos y por sacarnos adelante, me hace también dejar a un lado mi carácter y amarle tal y cómo es. Muchas cosas que ha dicho me han formado, algunas de sus acciones han tocado lo más profundo de mi alma, me ha hecho darme cuenta de muchos errores y me ha ayudado a superarme. Hoy decido compartir tres principios que he aprendido de él.


Humildad.

Él ha sido el instrumento que Dios ha utilizado para enseñarme lo que sé acerca de la humildad, acerca de la imagen que uno debe de tener de uno mismo. Me ha enseñado que el ministerio más grande que ha existido, es un don común, un don que sin importar cuánto tengamos o cuánto podemos dar, todos podemos ejercer. Este don es la generosidad, gracias a él aprendí que el regalo de la salvación puede venir de la mano con actos de generosidad. Mucha gente quizás no crea que Dios sea un Dios bueno, pero aún así creen en la generosidad, en la bondad y la justicia que no son más que un reflejo de la esencia de Dios, así que la bondad, la generosidad y la justicia, pueden ser el camino que debamos mostrarles a esas personas para guiarlos a la cruz. 


Nuestro esfuerzo y persistencia inspira a otros.

Nunca se rinde. No sé por qué, pero cuando pienso en esta palabra y en su aplicación a su vida, surge otra y es "invencibilidad". Creo que se pueden contar con un dedo las veces que he visto a mi papá rendirse en frente de nosotros. Estoy hablando de una persona que hasta para llorar una muerte, no es capaz de hacerlo frente a otra persona. No recuerdo la primera vez que le haya visto infundirle desaliento a otra persona y a sinceridad, creo que nunca lo haré. Él nunca te dirá que con más esfuerzo y más persistencia hubieses podido lograr aquello en lo que fallaste, es peor, él te lo va a demostrar. Nunca le he escuchado diciéndome un "te lo dije", pero le he visto realizándolos con mucha profesionalidad. A veces me aterra pensar que posiblemente él sea la única persona humana capaz de lograr materializar un "te lo dije"

No importa cuán bueno seas, si un día te rindes al frente de él, él te demostrará que pudiste haberlo logrado con más empeño y persistencia. Esta es la forma como él nos enseña, a sus hijos la insignificancia de las luchas en la vida, frente a la gloria del esfuerzo recompensado. Así su esfuerzo y persistencia nos inspira a nosotros.


Sé tú mismo y aprende de Cristo.

Otro aspecto que he aprendido de su vida, es a mostrar lo genuino de mí y vivir una vida como cristiana a partir de ello. Mucha gente piensa que para ser cristianos, debemos fingir ser otra persona. Ser como Cristo, no significa "aparentar ser como Cristo", ser-como-Cristo significa "ser como Cristo", en vista de que nunca lograremos en vida llegar a la estatura de Cristo, debemos de luchar por aprender cada día más de Cristo. Eso es todo. El punto es que no debemos pretender que somos cristianos, ante la sociedad, sino entender que somos cristianos ante nosotros mismos y ante Dios. Debemos entender que en nosotros hay muchas cosas que nos diferencian de Cristo, pero la Biblia no nos pide que ocultemos nuestras fallas y las cubramos detrás de la imagen de Cristo, sino que nos pide que ahoguemos esas fallas en la imagen de Cristo, a fin de que por encima de lo que nos gusta hacer, preeminencie en nuestras vidas la imagen de Cristo. No tenemos que fingir ser como Cristo, tenemos que ser nosotros mismos y aprender de Cristo. Definitivamente esta ha sido una de las verdades que su claridad como persona me ha enseñado. 


En conclusión, mi papá no es el mejor papá y estoy seguro que no pretende serlo. Porque yo no necesito al mejor papá del mundo, lo necesito a él como papá y es exactamente lo que Dios me ha dado. Por esto y más, gracias Hipólito Concepción por ser un gran padre y un gran maestro, con suerte algún día llegaré a ser un papá como tú. Feliz día de los padres.

jueves, 10 de julio de 2014

Empleando la danza y otras bellas artes como método de adoración.



Los primeros dos capítulos del Génesis describen a nuestro Dios como un Dios creador, a través del marco de la creación. Por su parte, el arte, según el diccionario de la Real Academia Española, podemos definirlo como 1. Una “Virtud, disposición y habilidad para hacer algo”; y 2. Una “Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros”. En vista de esto, podríamos bien aplicar el concepto de “artista” y no solo eso, yo diría que también el de “Artista Universal” a nuestro Dios, como alguien que tuvo la virtud, la disposición y la habilidad para crear el universo y lo que en él habita, y de esta manera, manifestó su actividad creadora, mediante la cual expresó su visión personal (Se dio a conocer a sí mismo) y desinteresada (Amó a su creación), interpretando así todo lo que conocemos, a través de la materialización de la realidad misma de este mundo físico.

Las bellas artes, son formas de arte desarrolladas principalmente por la estética, la belleza y por su utilidad práctica (Wikipedia, 2014). Algunas de sus manifestaciones más trascendentes, involucran forma, movimiento y/o sonido. El enfoque clásico, las clasifica en artes superiores y artes menores, siendo las primeras, aquellas que pueden contemplarse con la vista y la audición, y las segundas, aquellas que pueden contemplarse a través del gusto, el olfato y el tacto. De estos dos pilares del arte, son más trascendentes las artes superiores, ya que la mayoría de seres animados, tienen la capacidad, de ver y/o escuchar.

La belleza visual y la belleza auditiva, están presentes desde el principio del universo. Lo primero que Dios creó, fue la luz, la cual es el fundamento de las artes visuales, de ella se desprenden todos los colores que nuestros ojos pueden y no percibir. Desde un principio, Dios ha estado demostrando sus cualidades artísticas a través de su creación. Creó los colores, creó el movimiento, creó el sonido dotó a la materia con la capacidad de adquirir forma y a la energía con la capacidad de transformarse. A esto le añadimos el hecho de que a nosotros, su creación especial, nos dio la capacidad de percibir todas estas formas de arte.

La danza como una forma de arte.

En muchos contextos, la danza se utiliza para expresar la belleza de la anatomía del Ser Humano. Este enfoque puede ser utilizado para la adoración, de manera que a través de la contemplación de la belleza humana, contemplemos la belleza y el cuidado de las manos creadoras de Dios. Sin embargo, este constituye un enfoque de adoración, muy humanista y puede deslizar algunas mentes débiles hacia la adoración al ser humano, (La contemplación de la obra de arte, por encima del creador). Por esta razón, creo que el enfoque más adecuado para la danza, en un contexto cristiano, es el de utilizar la danza, para expresar la belleza de las características de Dios y su preeminencia y soberanía universal.

¿Cómo puede una persona expresar la belleza, la preeminencia y la soberanía universal de Dios a través de la danza?

La danza utiliza los movimientos para expresar sentimientos, emociones e ideas. Danzar es como hablar con gestos o movimientos del cuerpo. De la misma manera que expresamos el gozo que sentimos en la presencia del Espíritu Santo, cantando:

Si el Espíritu de Dios se mueve en mí, Yo danzo como David.
David, David, David, David danzaba.
Como los corderitos de la manada.”

Podemos expresar con libertad el gozo que siente nuestro espíritu al estar en la presencia de Dios.

De esta misma forma cuando cantamos que Dios es magnífico, que Dios es excelso, que es majestuoso, que dedicaremos nuestra vida a su servicio, todo esto podemos expresarlo a través de movimientos. He sido testigo de cómo una persona vino a los caminos del Señor, a través de una danza que expresaba que sin importar lo que los demás digan o piensen de uno, es nuestro privilegio venir a los pies de Jesús, besar sus pies  y perfumarlos con nuestras alabanzas —La canción que se interpretó a través de la danza en ese momento, fue “Beso tus pies” de Marcos Brunet. He sido testigo de cómo personas han llorado, de cómo personas han renovado sus votos delante del Señor, porque han sido tocados por las emociones y las ideas transmitidas a través de una aparentemente simple danza.

El espíritu humilde y la danza.

En la medida que hablamos de la danza, es necesario que también se hable acerca de las actitudes que se trasmiten a través de la danza. ¿Qué te motiva a danzar? ¿Buscas que los demás te valoren a través de la danza? ¿Buscas darte a conocer a través de la danza? ¿Buscas expresar tus sentimientos de una manera egocéntrica y altiva? Ó ¿Buscas elevar el espíritu y la comunión de las personas hacia Dios? Hacia aquel que está sentado en la más sublime soberanía y majestad. ¿Buscas manifestar la gloria de aquél a quien día y noche ángeles y seres vivientes de todo el universo adoran? Estas son solo algunas de las preguntas que, no solo el que danza, sino también quien realiza cualquier otra acción para Dios, debe hacerse. Es necesario que de cada coreografía, de cada progresión de movimientos se analice: ¿Quién es exaltado con tu danza, tu espíritu o el de Dios?

Un espíritu Humilde, no busca exaltarse a sí mismo, sino a alguien más, no busca su propia gloria, sino la de Dios. Es necesario que cada día nos humillemos bajo la poderosa mano de Dios, cuando sea su tiempo, él se encargará de exaltarnos, pero no es, ni nunca será nuestra exaltación lo importante, sino la de Dios. No debemos equivocarnos, ni engañarnos a nosotros mismos. Nunca podremos tomar la gloria que le pertenece a Dios, tomando gloria por lo que hacemos para Dios solo podríamos falsamente engañarnos a nosotros mismos, taparnos los ojos ante la realidad de que suya es toda gloria y toda gloria desde siempre y para siempre.

En conclusión, considero que la danza y las demás bellas artes, pueden ser un método efectivo de adoración, ya que por medio de la expresión de la belleza de la creación, podemos expresar la belleza de nuestro creador, siempre que nos hayamos despojado de toda altivez y de toda falsa humildad. Dios está desde un principio dándose a conocer como un artista, como alguien emocionado por contemplar la belleza de  su creación, cuando creamos o hacemos arte, adoramos, porque le expresamos a Dios lo bello de su creatividad.  Siempre que sean empleadas con humildad delante de Dios y con sentimientos genuinos, las bellas artes constituyen y constituirán siempre, un servicio muy efectivo de adoración a nuestro Dios.

—Ismael Concepción

domingo, 6 de julio de 2014

Detrás de Cada "Te Amo".



Hay muchas formas de hablar acerca del amor. Comúnmente se distinguen tres formas fundamentales de amor: Eros, Phileo y Ágape (palabras griegas).

El amor eros está relacionado con los sentimientos de afinidad sexual o erótica. Se evidencia un poco de este tipo de amor en la biblia, en el libro de “Cantar de los Cantares”, aunque la palabra “eros”, como tal, no aparece en dicho libro, ni en ninguna otra parte de la biblia. El amor Phileo, por su parte, proviene del nombre de la ciudad “Filadelfia”, que significa: “La ciudad del amor filial”. Este tipo de amor denota afiliación, un amor que describe el afecto compartido entre amigos y familiares. Estos dos tipos de amor son comunes a todos los seres humanos, ambos son motivados por el interés propio, necesidad de protección y la búsqueda de satisfacción de cada persona.

Agape, es el tercer tipo de amor, uno utilizado en la Biblia para definir el amor de Dios. Muchos dicen que el amor de Dios, no puede describirse, eso no es cierto. El amor de Dios se describe en Agape, un amor que no tiene límite, que no hace acepción de personas y que siempre preferirá el bien de los demás, aunque el único camino para lograrlo sea el sacrificio. Ágape es un amor incondicional y reflexivo, es el único tipo de amor que no ha sido vencido jamás, un amor que lucha y lo da todo por ser amado, un amor que nos demuestra que el verdadero significado de la vida es al amor mismo y que nos vislumbra el amor de Dios.

1 Corintios 134-8a, describe el amor Ágape, textualmente, esta es la definición que Dios nos da a través de Pablo:

“El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue […]” (NVI)

Todas estas palabras definen el amor Ágape, el amor que Dios tuvo por nosotros, el amor que por causa nuestra le motivó a saborear el amargo sabor del dolor, del quebranto, de la pérdida y de la muerte. Es una de las pocas palabras que alguna vez han definido a Dios, Dios es amor.

Sin embargo, el amor Ágape no es solo el amor que Dios tuvo por nosotros, sino también el amor que estamos llamados a reflejar  a las personas que conocemos. Que como un espejo, ellos puedan ver la imagen de Dios en nosotros, a través del amor. Este es el amor que el espíritu cultiva en la vida del creyente. Un amor que espera, un amor que todo lo sufre, que todo lo soporta, un amor que lo da todo por aquellos a quienes ama.

Por esta razón, quiero invitarte a que cada vez que digas un “Te amo”, reflexiones que el amor que le estás expresando a esa persona es un amor paciente, que todo lo sufre, que todo lo espera, que no tiene envidia ni jactancia. Que cada “Te amo” signifique “Yo daría mi vida por ti, de ser necesario”, "Yo me niego a mí mismo por amarte", “Yo me alegro al verte bien”. Que cada “te amo” refleje el amor y la gracia de Dios en nuestras vidas.

—Ismael Concepción

martes, 1 de julio de 2014

5 Cosas Que Debes Saber Acerca De Tu Llamado.








Mientras leía el pasaje que narra la muerte del primer mártir por la causa de Cristo, cuyo nombre era Esteban, uno de los primeros diáconos instituidos por la iglesia, noté en la breve reseña que dio, acerca de la vida de Moisés, que hay algunos aspectos que no podemos ignorar acerca de nuestro llamado. Si bien sabemos que todos tenemos un llamado de parte de Dios, muchos de nosotros conocemos cuál es ese llamado, otros aún ignoramos cuál sea el propósito principal por el que estamos en la tierra.

En el caso de Moisés, puede verse claramente que él sentía en su corazón el llamado, de parte de Dios, para liberar a Israel de la esclavitud. En el caso particular de cada uno de nosotros, puede ser que Dios nos haya escogido para emprender, crear, desarrollar, motivar, inspirar, entre otras cosas. Sin embargo, sea cual sea nuestro llamado, a continuación daré unos datos generales, que todos debemos saber, acerca del mismo.
Lectura: Hechos 7, versos 20-35


1. Deberás esperar el tiempo de Dios.

La paciencia es una virtud que cada creyente debe desarrollar. En la carta a los Romanos, Pablo nos dice que esta se desarrolla a través de las aflicciones, siendo las aflicciones la piedra de molar por excelencia de Dios para sus hijos.
El tiempo de Dios, no siempre estará sincronizado al nuestro. Recordemos que los propósitos de Dios son eternos, sus planes son perfectos y sus caminos son más excelentes que los nuestros. Él nos dice:

“Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.”

También añade más peso sobre este dato, el hecho de que si nos anteponemos al tiempo de Dios, estaríamos confiando en nuestras propias fuerzas, estaríamos confiando en nuestros propios planes. El rey Salomón, insistía mucho acerca de esto, hay dos citas suyas que podemos utilizar como referencia, una está en Proverbios 19, verso 21:

“La gente tiene muchas ideas, pero sólo se hará realidad la decisión del SEÑOR.” [PDT]

La otra la encontramos en el libro de Eclesiastés 9, verso 11:

“Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos.” [NVI]

En contexto, podemos interpretar estos versículos de la siguiente manera:
Si el futuro es incierto en nuestras manos, ¿por qué no poner nuestro futuro en las manos de Dios?


2. Deberás ser capacitado.

La mayoría de nosotros, comprendemos nuestro llamado cuando aún no tenemos la capacidad para ejercer a plenitud dicho llamado, por esta razón, necesitamos ser capacitados. Dios ofrece capacitación gratuita a todas las personas. Por medio de las circunstancias nos enseña lecciones muy valiosas, que nos hablan acerca del valor de la humildad, la generosidad, entre otras virtudes. De esta misma manera, Dios nos capacita a través de las circunstancias, cuando somos llamados por él.

Un punto muy remarcable en cuanto a esto, es que Dios utiliza medios poco convencionales para capacitarnos, cuando de nuestro llamado se trata. Veamos el caso de José, era un muchacho joven, mimado y estimado por su padre, de entre todos sus hermanos. Dios le promete una posición de liderazgo sobre su familia a José, cuando era apenas un niño, sin embargo, a Dios le plació llevarlo a muchos lugares de servidumbre, donde él pudiese aprender acerca de la humildad y la pureza. De esta manera, José se mantuvo puro y humilde, incluso cuando fue el segundo, luego del faraón, en los grandes días del imperio Egipcio.

De igual manera, pasó con Moisés, Jefté, Jacob y otros escogidos. Ellos tuvieron que aprender mucho antes de ejercer la plenitud de su llamado. Así mismo nosotros, Dios nos ha escogido para su obra, pero un principio fundamental del ministerio es que “Dios capacita a quien escoge”.


3. Realmente, no es tu llamado. Es el llamado de Dios para tu vida.

Aunque ciertamente debemos empoderarnos de nuestro llamado, debemos siempre reconocer que no nos hemos escogido a nosotros mismos para la obra, sino que Dios ha sido quien nos ha llamado y nos ha escogido.

A veces puede llegar un punto, en que podemos llegar a empoderarnos de manera tal del ministerio que Dios ha puesto en nuestras manos, que podemos llegar a olvidar que propósito viene de Dios. El peligro de esto, radica en que, cuando actuamos de esta manera, caemos en el peligro de actuar por nuestra propia cuenta y no bajo la dirección de Dios. Debemos humillarnos cada día bajo la poderosa mano de Dios y preguntarle: “Señor, ¿Cuál es tu voluntad?”

Un factor que nunca debemos nunca olvidar es que muchas veces, nuestra voluntad, entrará en conflicto con la voluntad de Dios. Debido a que juzgamos por lo que vemos, nuestra vista de las cosas es muy limitada. Cuando entendemos que Dios todo lo conoce y aceptamos su soberanía, entonces es cuando aceptamos, verdaderamente el llamado de Dios para nuestra vida.


4. ¡Serás Expuesto!

El primer milagro que contempló la vida de Moisés, tuvo lugar cuando él tenía alrededor de tres meses. Él era un recién nacido, cuando su madre tomó el riesgo de entrarlo en un canasto y lanzarlo en las aguas del río nilo, hacia donde estaba la hija del faraón. Note esto, las aguas del río Nilo, estaban y aún en la actualidad permanecen infestadas de cocodrilos. El primer milagro en la vida de Moisés fue que al ser lanzado a su destino fue expuesto al peligro, pero el peligro no le pudo tocar, porque Dios le había guardado.

Esto me recuerda al salmo 91. Dios nos ofrece la certeza de que él estará con nosotros y que cuidará cada detalle para que nuestros llamados puedan ejecutarse de la mejor manera posible. Si nos mantenemos en el centro de su voluntad, nada acontecerá fuera de sus propósitos para nuestras vidas.


5. La autorización de Dios, es autoridad espiritual.

El versículo 35, finaliza diciendo: “A este Moisés, a quien habían rechazado, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez?, a éste lo envió Dios como gobernante y libertador por mano del ángel que se le apareció en la zarza.”

La gente no creyó el propósito de Moisés por la autoridad de Moisés mismo, sino por la autoridad de Dios. De esta misma manera, en la iglesia primitiva, los apóstoles y discípulos que aguardaban en el aposento alto, esperaban la autorización divina de Dios, para comenzar a predicar el evangelio. Jesús les había dicho “[...] Recibirán poder, cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo, y me serán testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”, esta era la señal que aguardaban los apóstoles.

Una vez descendió el Espíritu Santo sobre la iglesia, comenzaron a manifestarse señales y prodigios en el nombre de Jesús. Los creyentes oraban por las personas y eran sanadas, libertadas y grandes milagros acontecían, debido a que la iglesia había esperado la autorización de Dios para comenzar su ministerio en el mundo.

Si ya sabes cuál es tu llamado, es tiempo de que pidas a Dios, desde ya, para que se glorifique a través de ti. Para que haga que tu vida sea trascendente en este mundo. Qué bueno es, cuando podemos aceptar los propósitos y los planes de Dios para nuestras vidas con humildad y entusiasmo. Es grato saber que una generación se está levantando, cada vez más creativa, más entusiasmada y más decidida a cambiar este mundo, pero aún más grato es saber que va guiada por un Dios todo-poderoso, capaz de superar nuestras expectativas y nuestras peticiones.
—Ismael Concepción