miércoles, 11 de febrero de 2015

¿Cuál Debe Ser Nuestra Actitud Ante La Voluntad De Dios?



"Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos."
Isaías 55:8-9.




Los caminos del Señor son más altos que los nuestros y sus pensamientos, sin duda superiores. Debemos tener claro que hacer la voluntad de Dios representa hacer algo que está fuera de nuestra liga, representa hacer algo que sobrepasará nuestra capacidad. En orden de hacer la voluntad de Dios tendremos que aprender que para permanecer en ella, es imprescindible mantener una actitud de humildad y asombro.

En primer lugar, es necesaria la humildad, más ¿Por qué es necesaria? ¿Por qué, para hacer la voluntad de Dios, precisamos hacerlo sin arrogancia y sin orgullo propio?

Si leemos en 1Corintios 1:28-31, notamos que Dios escogió lo vil del mundo, lo que no es nada, para anular lo que es. Esto fuimos nosotros, antes de ser rescatados por esta gracia salvadora, que es en Cristo Jesús; Lo vil y lo despreciado del mundo. Por eso en los versos 30 y 31, Pablo nos recuerda que debemos ser agradecidos de Dios, porque por Él estamos unidos a Cristo, quién es nuestra justificación, nuestra santificación y nuestra redención.

¿Quién merece la misericordia de Dios? ¿Quién de nosotros merece su amor? Ninguno de nosotros lo merece. Ninguno —estando fuera de Cristo— merecía ser llamado ministro del Señor, ninguno de nosotros merecía ser llamado hijo de Dios y mucho menos hacer su voluntad y si ni siquiera eso merecíamos, cuanto menos merecemos: hacer su voluntad a nuestra manera.

Aceptar que “Sus caminos son más altos que los nuestros”, es simplemente aceptar que su manera de hacer las cosas deberá ser, sin duda alguna, la manera de hacer las cosas.

Antes de proseguir, debo aclarar algo y es que el hecho de que debes mantenerte siempre humilde, no quiere decir que debas auto-descalificarte o auto-desalentarte, cuando veas que las cosas están saliendo diferente a como esperabas. Sino que debes aceptar que este gran tesoro, esta grande gloria —que es hacer la voluntad de Dios— viene de Dios y va dirigida hacia Dios y que en todo este proceso, tú solo eres la vasija que Él utiliza para portar su gloria. “Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros” (2Corintios 4:7).

En segundo lugar, nunca deberíamos perder el asombro. La voluntad de Dios, siempre será más grande que nuestra capacidad. Veamos todos los hombres de Dios, ¿Cuáles eran sus capacidades? Moisés era tartamudo, Jeremías muy tímido, Pedro muy Rudo, Pablo muy religioso ¡Y qué obras tan maravillosas realizó Dios a través de ellos! Dios siempre estará superando tus expectativas, siempre estará haciendo más de lo que imaginabas.

A sabiendas de esto, es mi deber exortarte: No pierdas el primer amor. No pierdas el sentido de asombro. Cada vez que Dios haga algo asombroso, mantenlo siempre como lo que es: Algo asombroso que Dios hizo. Nunca traspases la puerta del "escepticismo cristiano", mantente siempre como un niño —de hecho, la pérdida del asombro, está ligada a la pérdida de la inocencia, pero ese no es el tema aquí—. Por lo pronto, quiero pedirte que sigas siendo ese niño o esa niña que Dios ama y que quiere usar para su obra, sigue siendo esa frágil vasija de barro que porta la gloria del Dios todopoderoso.

Dicho eso, espero que Dios te utilice de manera sobrenatural para bendecir nuestra generación. Que seas de bendición para muchos, como ministro(a) de Dios, mantén siempre la humildad y Dios nunca dejará de asombrarte con maravillas y prodigios.

Dios te bendiga,
Hipólito I. Concepción.