martes, 30 de diciembre de 2014

Epifanía de Jacob.

Leopold Willman, Michael Lukas. "Dream of Jacob".












Parte 1. Recuerdos de la bendición que me exilió.

I
Brilla la luna sobre la sabana
A esta roca dura llamé mi almohada.
La vida no me ha sonreído
Como sonríe la luna al río
En esta fría madrugada.

II
Mi padre echó sobre mí
La bendición que era de mi hermano
Porque me atreví
A ursurparla de su mano.
Escapé de esa, mi casa
Y por eso estoy aquí.
Varado en medio de la nada
Sin lugar donde dormir.

III
Aún recuerdo aquella vez,
Cuando por primera vez
Engañé yo a mi hermano
Por lo tonto que era él.
Yo soy buen cocinero,
Siempre he tenido el talento.
Ese día aproveché 
que él estaba muy hambriento.

IV
Mi hermano es un hombre rudo, 
No piensa mucho antes de actuar
Por eso su derecho de mayor 
le pude arrebatar.

V
¿Tendra Dios misericordia
De una persona tan fatal?
Quien a su hermano por segunda vez 
Acaba de engañar.
Y que no solo a su hermano,
También a su progenitor.
De alguien que de su hogar paterno tuvo que escapar.

VI
Anhelé con tanto afán lo que mi hermano desechaba.
Quise tanto aprovechar 
lo que a él parece, le sobraba.

VII
Por eso hoy estoy aquí.
De un largo camino vengo.
Y pareciera que esa promesa 
Es lo único que tengo.

VIII
Dicen que la fe hace sendas,
Donde no hay ninguna.
Que hace ríos y trae vida
Donde hay sequía y hambruna.
Sé que es lo que necesito
Para verlo realizado.
Pero es tan difícil cuando no se tiene nada en mano.

IX
Ya mucho he hablado
Y he pensado acerca de esto.
Por ahora daré descanso a mi cuerpo tan cansado.
Mis ojos ya se cierran y la hora es avanzada.
Ahora es hora de dormir.
Sí, dormir y más nada...


Parte 2. La Epifanía: Mi Refuerzo y Mi Esperanza.


I
Estoy teniendo un sueño muy extraño.
Es como si algo sobrenatural estuviese pasando.

II
Un presagio tan hermoso, 
Que por dentro siento miedo.
Siento que la tierra donde estoy se ha unido al cielo.
Una escalera ahora los une en el lugar donde reposo.

III
Ángeles, suben y bajan 
Una y otra vez.
El miedo me hace temblar,
Porque no puede ser:
Que allá en la cima esté
Quien creo poder ver.

IV
Los cielos y la tierra ahora se han iluminado.
¿Era noche o era día?
¿Estoy vivo todavía?
¿O siempre él estuvo aquí y cuenta no me había dado?

V
Solo imagina esta escena:
Una larga escalera
Que uniendo el cielo y la tierra
Me deja ver que en el extremo más bajo estoy yo y en el extremo más alto está mi Dios.

VI
Aquel cuya promesa he recibido,
Ahora me da por heredad la tierra donde me he acostado.
Descendientes numerosos,
Más que el polvo de la arena.
Me dice: "Estoy contigo, Soy fiel y poderoso.

VII
Así como estuve con Abraham, 
Estaré contigo ahora.
Esta promesa cumpliré a su tiempo
Y sin demora.
Bendeciré este mundo
A través de tu simiente.
Y tu fruto dará vida
A todo el que se acerque."

VIII
¡En este lugar silente
Tuve gran revelación!
Que a partir de este día,
Sea "Casa del SEÑOR".

IX
Como Dios me ha redimido,
Ahora redimo este lugar:
Ya no es Luz, sino Betel
Que ahora también se llamará.

X
Mis descendientes volverán
Y verán que fue mi almohada
Esta roca que he ungido 
Y ahora marca Su morada.

XI
Betel: Casa de Dios.
Allí vivirá mi descendencia.

—Ismael Concepción, 2014.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Reyes y Gladiadores —Poesía



Reyes y Gladiadores, poesía por Hipólito I. Concepción:

Gladiadores y reyes.
¿Los has escuchado mencionar?
En una revista, una serie,
O una película, quizás.

Escuché de gladiadores
En una película de un general romano,
Quien torturado y engañado, abusado y maltratado,
Fue vendido, des-honradamente como uno de aquellos.

Siendo un esclavo así, 
Uno no tiene voz ni voto.
A el deleite de todo-mundo 
Siempre estarías sujeto.
A nadie le importaba,
Lo mucho que sufrían.
Pero ¿Por qué seguían luchando?
Solo ellos lo sabían.

Dicen que por el honor,
Pero no tenían amigos.
Dicen que por el amor,
Pero todo habían perdido.

Seguían luchando,
Porque cadenas los ataban,
Pues estaban destinados
A morir.

Así es. Morir.

Ningún rey valoraba
Todo el esfuerzo que hacían,
Para entretener perdían
Y nadie remuneraba.

En cambio, ¿Los reyes?
¡Ellos viven en lugares celestiales!
Donde no llegan las penas,
Donde no llegan los males.

¿Qué sabría decir un rey
De estas luchas y dolores?
Si sus calles son de oro
Y de "cristal" son sus mares

Ellos Viven en mundos
Llenos de vida y paz,
Los otros,
Viven luchando, por alcanzar libertad, aunque [...]

Espera un momento, algo parece estar mal. 

Veo llegar a una persona
Que contradice lo que digo
Y viene bien vestido
Entre los sucios
A morar.

Parece ser un rey,
Quien se quita su corona
Y otra llena de espinas,
Coloca en su lugar.
Se despoja de sus ropas,
Las entrega a los soldados,
Ellos echan suertes sobre ellas
Con unos dados.

Traen látigos y palos
Dicen: “Para prepararlo”
Y él aún no había luchado
Su batalla principal.

Su piel fue desgarrada,
Su rostro irreconocible,
¿Por qué Un rey así
Sufriría dicho mal?

Lo llevan a un cuarto oscuro,
Lo sacan al coliseo
Y los que estaban con él,
Se dispersaron y se fueron.
Cierran las puertas del coliseo,
Y él sigue dentro.
Todo el mundo alrededor,
Él seguía siendo el centro.

Él estuvo por aquí,
Es todo lo que sabemos,
Vino y  estuvo con nosotros
Pero ¿cómo le entendemos?

Si su llegada fue de otro mundo
Si todo lo que tenía,
Lo regaló a todo el mundo.
No puedo comprender
Esta gracia tan preciada.
Pagar un precio tan alto,
Por alguien que no vale nada...

Ahora se abren nuevamente
Las puertas del coliseo
Y lo que veo éste momento,
¡Es imposible! no lo creo.

Cosas que ni ojo vio,
Ni mente concibió,
Está preparando para aquellos
A quienes él amó.
El acta de decretos
Que había contra nosotros,
Él ha quitado de en medio
Y en pedazos exhibió.
Dice que nos hizo reyes
Y que vamos a reinar
Y que todo lo que somos
Él allí lo restauró.

Le veo salir victorioso,
De aquel coliseo,
Lo coronan nuevamente
Y  se reviste con su luz.
Todo el público ahora aclama,
Todos cantan alabanzas,
Alabanzas a su nombre:

Al nombre de Jesús.
—Ismael Concepción.

viernes, 8 de agosto de 2014

Hermanos, Discípulos y Ladrones.



Lecturas: Génesis 4:1-16; Lucas 22:54-62; Juan 18:1-11; Mateo 27:3-10; Lucas 23:32-43; 


Muchas veces he contrastado mi vida con relación a las de personas que, aún teniendo las mismas posibilidades que yo, han logrado llegar más lejos en algunas áreas. Este contraste es muy común en el mundo, vemos el caso de hermanos, que aunque tenían las mismas posibilidades, escogen destinos diferentes; amigos que crecen en las mismas circunstancias y sus decisiones los llevan a caminos diferentes y personas que aunque inician juntos un determinado período de tiempo y en las mismas condiciones, se desarrollan de una manera muy diferente por las decisiones que toman más tarde. Hoy analizaremos tres historias bíblicas que giran entorno a la problemática de cómo las decisiones que tomamos definen nuestra actitud frente a la voluntad de Dios y nuestro futuro en Dios.


Hermanos de sangre.

En los días tempranos de la humanidad sobre la tierra, aconteció un hecho que marcaría un antes y un después en nuestras generaciones. Los dos hijos, aparentemente mayores de Adán y Eva —primeros Seres Humanos en la tierra— vivían junto a sus padres y hermanos en la tierra que una vez maldijo el creador, por culpa de la rebelión del Hombre. Sus nombres eran Caín y Abel. 

La vida era dura, Caín era labrador de la tierra, mientras Abel, su hermano era pastor de ovejas. Los humanos debían enfrentarse a toda clase de peligros en ese entonces. Ya no estaban en el tope de la cadena alimenticia. Habían perdido la identidad de Dios y el dominio absoluto sobre la creación, ahora vivían en una creación rebelde e inestable y pronto descubrirían que el mal no solo podría habitar en su entorno, sino también en ellos.

Al llegar el tiempo de ofrecer sus sacrificios a Dios, Caín trajo una ofrenda de entre los frutos que había recogido de la tierra, mientras que Abel trajo lo mejor de sus ovejas. Dios miró con agrado la actitud de Abel y su ofrenda, por el contrario le disgustó la actitud de Caín y su ofrenda. Caín se sintió frustrado por esto, razón por la cual Dios se le acerca y le pregunta: —“¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante?”—. Caín estaba muy molesto, quizás pensaba que a su hermano le había costado su ofrenda menos que a él, quizás solo estaba celoso de Abel. Al terminar de hablar con Abel, Dios le dice: —“Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él”—. En otras palabras, Dios le explica que esto que estaba sintiendo era un conflicto en su conciencia, Dios le dice que si elegía hacer el bien, sería enaltecido igual que Abel y le iría bien, también le explica que aún así el mal también estaba a la puerta y que al final de cuentas él era quien debía decidir: Hacer el bien o hacer el mal. Parece sencillo ¿no?

Al siguiente versículo, Caín mata a su hermano. Obviamente escogió hacer el mal, obviamente escogió hacer lo que estaba mal. Con esto trazó su destino y el de toda su descendencia. Dios le juzgó por su pecado, le maldijo por haber matado a su hermano. Aunque eran hermanos de sangre, al final de esta historia, la sangre de Abel quedó siendo sangre inocente, que clamaba a Dios por justicia y la de Caín, sangre culpable, por cuanto mató a su hermano.

Es irónico que de dos hermanos nacidos en la misma casa, criados bajo el mismo techo, uno se haya inclinado al mal y el otro se haya inclinado al bien. Sin embargo, esta escena se repetiría varias veces a lo largo de toda la biblia, esta no sería la última vez en la que la misma circunstancia trazaría dos destinos completamente contrarios.


Discípulos del mismo maestro.

Los dos seguían a Cristo, los dos eran parte de los 12 discípulos selectos del Hijo de Dios. Ambos tenían responsabilidades ligadas al ministerio de Jesús. Judas, era el tesorero del maestro, los fondos del ministerio estaban a su cargo. Por su parte, Pedro era uno de los discípulos más respetados, se creía que Pedro era el más fiel, el más leal de todos.

El nombre de Judas, era una adoración a Dios, entre sus significados encontramos: “Agradezco a Dios”, “reconozco a Dios”, “Alabado sea Dios” o “El que adora a Dios”. El nombre de Pedro, significaba “Piedra”, Pedro posiblemente un maloliente pescador y Jesús le había llamado para sus propósitos eternos, Jesús le encargó el liderazgo de su iglesia cuando le dijo: “Sobre esta Piedra edificaré mi casa”. Sin embargo, en un momento de la historia de los evangelios, ambos discípulos le dieron la espalda a su fe en el maestro.

Pedro, negó a Jesús tres veces el día antes de que muriera. Incluso habiéndole dicho a Jesús que nunca lo haría, que nunca le negaría, terminó haciéndolo. Judas, ni hablar de Judas. Judas vendió a Jesús a los fariseos, como si el Hijo de Dios fuera un producto del mercado negro o cualquier otro objeto barato de treinta monedas de plata. Que mayor mal que este, una traición contra el Hijo de Dios, el cual venía a dar su vida por el mundo.

Hasta ahora ambos seguían andando por el mismo sendero, desde los días cuando caminaban junto al maestro, hasta los días de sus caídas. Vieron los milagros, las sanidades, los prodigios, probaron el sabor amargo de la carga de conciencia provocada por la ejecución de una traición y cuanto más una traición al Mesías, Rey de los judíos. En algún punto debieron tomar destinos diferentes, sino no estuviéramos analizando sus vidas en este artículo, ¿Qué diferenció la vida de Pedro de la de Judas si ambos cayeron?, ¿Por qué no terminaron igual si ambos le fallaron al maestro?

¿Qué pasó luego?, En el caso de Judas, terminó suicidándose por la culpa que sentía por haber entregado a muerte a un inocente. Pedro por su parte, se arrepintió de su pecado y optó a la misericordia de Dios. Judas pudo arrepentirse, pero prefirió pagar por su pecado a recibir el perdón de Dios.


Dos Ladrones, un redentor.

En aquél lugar al cual llamaban “La Calabera”, se lograban visualizar a lo lejos tres cruces, tres hombres estaban siendo crucificados. Entre ellos estaba Jesús, fue crucificado en medio de dos malhechores, había un ladrón a cada lado de la cruz, los tres luchaban entre la vida  y la muerte, mientras sus cuerpos se desangraban por las heridas  los azotes. Ninguno sobreviviría a aquella experiencia, ninguno estaba destinado a bajar vivo de aquel monte.
Ya casi morían, la gente no dejaba de gritarle cosas a Jesús, muchos se mofaban, otros lloraban, lo seguro era que había un escándalo frente a aquella cruz. Los fariseos gritaban: ¡Sálvate a ti mismo, Rey de Los Judíos!, Las personas que pasaban por allí, se burlaban: “Salvó a otros y no se puede salvar a sí mismo”.

En medio de toda esta situación, en medio de tantos ánimos mezclados, tantas emociones, tantos gritos de las personas, alguien pudo escuchar una conversación entre los que estaban allí colgados. —“¡Si tú eres eres el Cristo, sálvate y sálvanos!”—, Se burlaba uno de los malhechores. —“¡Cállate! ¡Ni aún en la hora de tu muerte temes a Dios!”—, le reprende el otro, —“Nosotros merecemos estar aquí, más este ningún mal ha hecho”—, continuó diciendo. Entonces, orientando su mirada hacia Jesús, le ruega: —“Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”—. Jesús le mira, y con tanto amor, con tanta misericordia, con tanta compasión por la vida de este hombre, que estaba a punto de culminar, le responde: —“Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”—. Todo este escándalo, no pudo ahogar la voz sublime de la gracia y el amor de Dios para nosotros.

Lo curioso de este relato, es que ambos tenían las mismas posibilidades de ser salvos. Ambos estaban siendo crucificados junto al redentor de toda la humanidad. Ambos estaban muriendo a su lado, uno decidió rechazarle y el otro aceptarle. Del primero, no se vuelve a saber nada, el segundo recibió la promesa de que aquél mismo día estaría con el Señor en el paraíso.

Es increíble como nuestras decisiones pueden marcar, para bien o para mal nuestro futuro, como estas pueden definir nuestro destino a partir de sí mismas. Las decisiones parecen ser puertas, parecen ser intersecciones en el camino de la vida, desde el principio, Dios está asesorándonos acerca de qué decisión tomar, por el bien de nuestro futuro, por el bien de nuestra propia historia.

Dios desea que nuestras vidas sean remarcables, trascendentes, notables, de manera que tengamos un legado de bien, de justicia y de buenos frutos que dejar el día en que pasemos a una mejor vida. Dios nos dice: “[…] os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia”. Cada decisión es crucial, cada decisión influye, en nuestro futuro inmediato o en nuestro futuro lejano, por lo que debemos ser cuidadosos al tomar cualquier decisión y ante todo pedir la dirección del Señor.

Dios quiere que hagamos el bien, que le sirvamos en toda bondad y justicia, con amor y fe. De esta manera, si un día le fallamos, puesto que estamos expuestos a la tentación causada por nuestra propia mente todo el tiempo, optemos por su misericordia, la cual está siempre en pie a nuestro favor, esperando un acto de arrepentimiento de cualquier persona para actuar y llevar a cabo el plan perfecto de Dios que es en Cristo Jesús, Señor Nuestro.

—Ismael Concepción

domingo, 27 de julio de 2014

¿El Mejor Papá del Mundo?

Yo y mi papá.

Creo que ya es mi turno de exhibir a mi papá en las redes sociales. No lo había hecho porque no me gusta presumir, pero ya que todos lo hacen, aquí voy:

Quizás no sea el mejor ser humano que ha existido, pero el ver cómo lucha por dejar a un lado su carácter, amarnos tal y cómo somos y por sacarnos adelante, me hace también dejar a un lado mi carácter y amarle tal y cómo es. Muchas cosas que ha dicho me han formado, algunas de sus acciones han tocado lo más profundo de mi alma, me ha hecho darme cuenta de muchos errores y me ha ayudado a superarme. Hoy decido compartir tres principios que he aprendido de él.


Humildad.

Él ha sido el instrumento que Dios ha utilizado para enseñarme lo que sé acerca de la humildad, acerca de la imagen que uno debe de tener de uno mismo. Me ha enseñado que el ministerio más grande que ha existido, es un don común, un don que sin importar cuánto tengamos o cuánto podemos dar, todos podemos ejercer. Este don es la generosidad, gracias a él aprendí que el regalo de la salvación puede venir de la mano con actos de generosidad. Mucha gente quizás no crea que Dios sea un Dios bueno, pero aún así creen en la generosidad, en la bondad y la justicia que no son más que un reflejo de la esencia de Dios, así que la bondad, la generosidad y la justicia, pueden ser el camino que debamos mostrarles a esas personas para guiarlos a la cruz. 


Nuestro esfuerzo y persistencia inspira a otros.

Nunca se rinde. No sé por qué, pero cuando pienso en esta palabra y en su aplicación a su vida, surge otra y es "invencibilidad". Creo que se pueden contar con un dedo las veces que he visto a mi papá rendirse en frente de nosotros. Estoy hablando de una persona que hasta para llorar una muerte, no es capaz de hacerlo frente a otra persona. No recuerdo la primera vez que le haya visto infundirle desaliento a otra persona y a sinceridad, creo que nunca lo haré. Él nunca te dirá que con más esfuerzo y más persistencia hubieses podido lograr aquello en lo que fallaste, es peor, él te lo va a demostrar. Nunca le he escuchado diciéndome un "te lo dije", pero le he visto realizándolos con mucha profesionalidad. A veces me aterra pensar que posiblemente él sea la única persona humana capaz de lograr materializar un "te lo dije"

No importa cuán bueno seas, si un día te rindes al frente de él, él te demostrará que pudiste haberlo logrado con más empeño y persistencia. Esta es la forma como él nos enseña, a sus hijos la insignificancia de las luchas en la vida, frente a la gloria del esfuerzo recompensado. Así su esfuerzo y persistencia nos inspira a nosotros.


Sé tú mismo y aprende de Cristo.

Otro aspecto que he aprendido de su vida, es a mostrar lo genuino de mí y vivir una vida como cristiana a partir de ello. Mucha gente piensa que para ser cristianos, debemos fingir ser otra persona. Ser como Cristo, no significa "aparentar ser como Cristo", ser-como-Cristo significa "ser como Cristo", en vista de que nunca lograremos en vida llegar a la estatura de Cristo, debemos de luchar por aprender cada día más de Cristo. Eso es todo. El punto es que no debemos pretender que somos cristianos, ante la sociedad, sino entender que somos cristianos ante nosotros mismos y ante Dios. Debemos entender que en nosotros hay muchas cosas que nos diferencian de Cristo, pero la Biblia no nos pide que ocultemos nuestras fallas y las cubramos detrás de la imagen de Cristo, sino que nos pide que ahoguemos esas fallas en la imagen de Cristo, a fin de que por encima de lo que nos gusta hacer, preeminencie en nuestras vidas la imagen de Cristo. No tenemos que fingir ser como Cristo, tenemos que ser nosotros mismos y aprender de Cristo. Definitivamente esta ha sido una de las verdades que su claridad como persona me ha enseñado. 


En conclusión, mi papá no es el mejor papá y estoy seguro que no pretende serlo. Porque yo no necesito al mejor papá del mundo, lo necesito a él como papá y es exactamente lo que Dios me ha dado. Por esto y más, gracias Hipólito Concepción por ser un gran padre y un gran maestro, con suerte algún día llegaré a ser un papá como tú. Feliz día de los padres.

jueves, 10 de julio de 2014

Empleando la danza y otras bellas artes como método de adoración.



Los primeros dos capítulos del Génesis describen a nuestro Dios como un Dios creador, a través del marco de la creación. Por su parte, el arte, según el diccionario de la Real Academia Española, podemos definirlo como 1. Una “Virtud, disposición y habilidad para hacer algo”; y 2. Una “Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros”. En vista de esto, podríamos bien aplicar el concepto de “artista” y no solo eso, yo diría que también el de “Artista Universal” a nuestro Dios, como alguien que tuvo la virtud, la disposición y la habilidad para crear el universo y lo que en él habita, y de esta manera, manifestó su actividad creadora, mediante la cual expresó su visión personal (Se dio a conocer a sí mismo) y desinteresada (Amó a su creación), interpretando así todo lo que conocemos, a través de la materialización de la realidad misma de este mundo físico.

Las bellas artes, son formas de arte desarrolladas principalmente por la estética, la belleza y por su utilidad práctica (Wikipedia, 2014). Algunas de sus manifestaciones más trascendentes, involucran forma, movimiento y/o sonido. El enfoque clásico, las clasifica en artes superiores y artes menores, siendo las primeras, aquellas que pueden contemplarse con la vista y la audición, y las segundas, aquellas que pueden contemplarse a través del gusto, el olfato y el tacto. De estos dos pilares del arte, son más trascendentes las artes superiores, ya que la mayoría de seres animados, tienen la capacidad, de ver y/o escuchar.

La belleza visual y la belleza auditiva, están presentes desde el principio del universo. Lo primero que Dios creó, fue la luz, la cual es el fundamento de las artes visuales, de ella se desprenden todos los colores que nuestros ojos pueden y no percibir. Desde un principio, Dios ha estado demostrando sus cualidades artísticas a través de su creación. Creó los colores, creó el movimiento, creó el sonido dotó a la materia con la capacidad de adquirir forma y a la energía con la capacidad de transformarse. A esto le añadimos el hecho de que a nosotros, su creación especial, nos dio la capacidad de percibir todas estas formas de arte.

La danza como una forma de arte.

En muchos contextos, la danza se utiliza para expresar la belleza de la anatomía del Ser Humano. Este enfoque puede ser utilizado para la adoración, de manera que a través de la contemplación de la belleza humana, contemplemos la belleza y el cuidado de las manos creadoras de Dios. Sin embargo, este constituye un enfoque de adoración, muy humanista y puede deslizar algunas mentes débiles hacia la adoración al ser humano, (La contemplación de la obra de arte, por encima del creador). Por esta razón, creo que el enfoque más adecuado para la danza, en un contexto cristiano, es el de utilizar la danza, para expresar la belleza de las características de Dios y su preeminencia y soberanía universal.

¿Cómo puede una persona expresar la belleza, la preeminencia y la soberanía universal de Dios a través de la danza?

La danza utiliza los movimientos para expresar sentimientos, emociones e ideas. Danzar es como hablar con gestos o movimientos del cuerpo. De la misma manera que expresamos el gozo que sentimos en la presencia del Espíritu Santo, cantando:

Si el Espíritu de Dios se mueve en mí, Yo danzo como David.
David, David, David, David danzaba.
Como los corderitos de la manada.”

Podemos expresar con libertad el gozo que siente nuestro espíritu al estar en la presencia de Dios.

De esta misma forma cuando cantamos que Dios es magnífico, que Dios es excelso, que es majestuoso, que dedicaremos nuestra vida a su servicio, todo esto podemos expresarlo a través de movimientos. He sido testigo de cómo una persona vino a los caminos del Señor, a través de una danza que expresaba que sin importar lo que los demás digan o piensen de uno, es nuestro privilegio venir a los pies de Jesús, besar sus pies  y perfumarlos con nuestras alabanzas —La canción que se interpretó a través de la danza en ese momento, fue “Beso tus pies” de Marcos Brunet. He sido testigo de cómo personas han llorado, de cómo personas han renovado sus votos delante del Señor, porque han sido tocados por las emociones y las ideas transmitidas a través de una aparentemente simple danza.

El espíritu humilde y la danza.

En la medida que hablamos de la danza, es necesario que también se hable acerca de las actitudes que se trasmiten a través de la danza. ¿Qué te motiva a danzar? ¿Buscas que los demás te valoren a través de la danza? ¿Buscas darte a conocer a través de la danza? ¿Buscas expresar tus sentimientos de una manera egocéntrica y altiva? Ó ¿Buscas elevar el espíritu y la comunión de las personas hacia Dios? Hacia aquel que está sentado en la más sublime soberanía y majestad. ¿Buscas manifestar la gloria de aquél a quien día y noche ángeles y seres vivientes de todo el universo adoran? Estas son solo algunas de las preguntas que, no solo el que danza, sino también quien realiza cualquier otra acción para Dios, debe hacerse. Es necesario que de cada coreografía, de cada progresión de movimientos se analice: ¿Quién es exaltado con tu danza, tu espíritu o el de Dios?

Un espíritu Humilde, no busca exaltarse a sí mismo, sino a alguien más, no busca su propia gloria, sino la de Dios. Es necesario que cada día nos humillemos bajo la poderosa mano de Dios, cuando sea su tiempo, él se encargará de exaltarnos, pero no es, ni nunca será nuestra exaltación lo importante, sino la de Dios. No debemos equivocarnos, ni engañarnos a nosotros mismos. Nunca podremos tomar la gloria que le pertenece a Dios, tomando gloria por lo que hacemos para Dios solo podríamos falsamente engañarnos a nosotros mismos, taparnos los ojos ante la realidad de que suya es toda gloria y toda gloria desde siempre y para siempre.

En conclusión, considero que la danza y las demás bellas artes, pueden ser un método efectivo de adoración, ya que por medio de la expresión de la belleza de la creación, podemos expresar la belleza de nuestro creador, siempre que nos hayamos despojado de toda altivez y de toda falsa humildad. Dios está desde un principio dándose a conocer como un artista, como alguien emocionado por contemplar la belleza de  su creación, cuando creamos o hacemos arte, adoramos, porque le expresamos a Dios lo bello de su creatividad.  Siempre que sean empleadas con humildad delante de Dios y con sentimientos genuinos, las bellas artes constituyen y constituirán siempre, un servicio muy efectivo de adoración a nuestro Dios.

—Ismael Concepción

domingo, 6 de julio de 2014

Detrás de Cada "Te Amo".



Hay muchas formas de hablar acerca del amor. Comúnmente se distinguen tres formas fundamentales de amor: Eros, Phileo y Ágape (palabras griegas).

El amor eros está relacionado con los sentimientos de afinidad sexual o erótica. Se evidencia un poco de este tipo de amor en la biblia, en el libro de “Cantar de los Cantares”, aunque la palabra “eros”, como tal, no aparece en dicho libro, ni en ninguna otra parte de la biblia. El amor Phileo, por su parte, proviene del nombre de la ciudad “Filadelfia”, que significa: “La ciudad del amor filial”. Este tipo de amor denota afiliación, un amor que describe el afecto compartido entre amigos y familiares. Estos dos tipos de amor son comunes a todos los seres humanos, ambos son motivados por el interés propio, necesidad de protección y la búsqueda de satisfacción de cada persona.

Agape, es el tercer tipo de amor, uno utilizado en la Biblia para definir el amor de Dios. Muchos dicen que el amor de Dios, no puede describirse, eso no es cierto. El amor de Dios se describe en Agape, un amor que no tiene límite, que no hace acepción de personas y que siempre preferirá el bien de los demás, aunque el único camino para lograrlo sea el sacrificio. Ágape es un amor incondicional y reflexivo, es el único tipo de amor que no ha sido vencido jamás, un amor que lucha y lo da todo por ser amado, un amor que nos demuestra que el verdadero significado de la vida es al amor mismo y que nos vislumbra el amor de Dios.

1 Corintios 134-8a, describe el amor Ágape, textualmente, esta es la definición que Dios nos da a través de Pablo:

“El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue […]” (NVI)

Todas estas palabras definen el amor Ágape, el amor que Dios tuvo por nosotros, el amor que por causa nuestra le motivó a saborear el amargo sabor del dolor, del quebranto, de la pérdida y de la muerte. Es una de las pocas palabras que alguna vez han definido a Dios, Dios es amor.

Sin embargo, el amor Ágape no es solo el amor que Dios tuvo por nosotros, sino también el amor que estamos llamados a reflejar  a las personas que conocemos. Que como un espejo, ellos puedan ver la imagen de Dios en nosotros, a través del amor. Este es el amor que el espíritu cultiva en la vida del creyente. Un amor que espera, un amor que todo lo sufre, que todo lo soporta, un amor que lo da todo por aquellos a quienes ama.

Por esta razón, quiero invitarte a que cada vez que digas un “Te amo”, reflexiones que el amor que le estás expresando a esa persona es un amor paciente, que todo lo sufre, que todo lo espera, que no tiene envidia ni jactancia. Que cada “Te amo” signifique “Yo daría mi vida por ti, de ser necesario”, "Yo me niego a mí mismo por amarte", “Yo me alegro al verte bien”. Que cada “te amo” refleje el amor y la gracia de Dios en nuestras vidas.

—Ismael Concepción

martes, 1 de julio de 2014

5 Cosas Que Debes Saber Acerca De Tu Llamado.








Mientras leía el pasaje que narra la muerte del primer mártir por la causa de Cristo, cuyo nombre era Esteban, uno de los primeros diáconos instituidos por la iglesia, noté en la breve reseña que dio, acerca de la vida de Moisés, que hay algunos aspectos que no podemos ignorar acerca de nuestro llamado. Si bien sabemos que todos tenemos un llamado de parte de Dios, muchos de nosotros conocemos cuál es ese llamado, otros aún ignoramos cuál sea el propósito principal por el que estamos en la tierra.

En el caso de Moisés, puede verse claramente que él sentía en su corazón el llamado, de parte de Dios, para liberar a Israel de la esclavitud. En el caso particular de cada uno de nosotros, puede ser que Dios nos haya escogido para emprender, crear, desarrollar, motivar, inspirar, entre otras cosas. Sin embargo, sea cual sea nuestro llamado, a continuación daré unos datos generales, que todos debemos saber, acerca del mismo.
Lectura: Hechos 7, versos 20-35


1. Deberás esperar el tiempo de Dios.

La paciencia es una virtud que cada creyente debe desarrollar. En la carta a los Romanos, Pablo nos dice que esta se desarrolla a través de las aflicciones, siendo las aflicciones la piedra de molar por excelencia de Dios para sus hijos.
El tiempo de Dios, no siempre estará sincronizado al nuestro. Recordemos que los propósitos de Dios son eternos, sus planes son perfectos y sus caminos son más excelentes que los nuestros. Él nos dice:

“Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.”

También añade más peso sobre este dato, el hecho de que si nos anteponemos al tiempo de Dios, estaríamos confiando en nuestras propias fuerzas, estaríamos confiando en nuestros propios planes. El rey Salomón, insistía mucho acerca de esto, hay dos citas suyas que podemos utilizar como referencia, una está en Proverbios 19, verso 21:

“La gente tiene muchas ideas, pero sólo se hará realidad la decisión del SEÑOR.” [PDT]

La otra la encontramos en el libro de Eclesiastés 9, verso 11:

“Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos.” [NVI]

En contexto, podemos interpretar estos versículos de la siguiente manera:
Si el futuro es incierto en nuestras manos, ¿por qué no poner nuestro futuro en las manos de Dios?


2. Deberás ser capacitado.

La mayoría de nosotros, comprendemos nuestro llamado cuando aún no tenemos la capacidad para ejercer a plenitud dicho llamado, por esta razón, necesitamos ser capacitados. Dios ofrece capacitación gratuita a todas las personas. Por medio de las circunstancias nos enseña lecciones muy valiosas, que nos hablan acerca del valor de la humildad, la generosidad, entre otras virtudes. De esta misma manera, Dios nos capacita a través de las circunstancias, cuando somos llamados por él.

Un punto muy remarcable en cuanto a esto, es que Dios utiliza medios poco convencionales para capacitarnos, cuando de nuestro llamado se trata. Veamos el caso de José, era un muchacho joven, mimado y estimado por su padre, de entre todos sus hermanos. Dios le promete una posición de liderazgo sobre su familia a José, cuando era apenas un niño, sin embargo, a Dios le plació llevarlo a muchos lugares de servidumbre, donde él pudiese aprender acerca de la humildad y la pureza. De esta manera, José se mantuvo puro y humilde, incluso cuando fue el segundo, luego del faraón, en los grandes días del imperio Egipcio.

De igual manera, pasó con Moisés, Jefté, Jacob y otros escogidos. Ellos tuvieron que aprender mucho antes de ejercer la plenitud de su llamado. Así mismo nosotros, Dios nos ha escogido para su obra, pero un principio fundamental del ministerio es que “Dios capacita a quien escoge”.


3. Realmente, no es tu llamado. Es el llamado de Dios para tu vida.

Aunque ciertamente debemos empoderarnos de nuestro llamado, debemos siempre reconocer que no nos hemos escogido a nosotros mismos para la obra, sino que Dios ha sido quien nos ha llamado y nos ha escogido.

A veces puede llegar un punto, en que podemos llegar a empoderarnos de manera tal del ministerio que Dios ha puesto en nuestras manos, que podemos llegar a olvidar que propósito viene de Dios. El peligro de esto, radica en que, cuando actuamos de esta manera, caemos en el peligro de actuar por nuestra propia cuenta y no bajo la dirección de Dios. Debemos humillarnos cada día bajo la poderosa mano de Dios y preguntarle: “Señor, ¿Cuál es tu voluntad?”

Un factor que nunca debemos nunca olvidar es que muchas veces, nuestra voluntad, entrará en conflicto con la voluntad de Dios. Debido a que juzgamos por lo que vemos, nuestra vista de las cosas es muy limitada. Cuando entendemos que Dios todo lo conoce y aceptamos su soberanía, entonces es cuando aceptamos, verdaderamente el llamado de Dios para nuestra vida.


4. ¡Serás Expuesto!

El primer milagro que contempló la vida de Moisés, tuvo lugar cuando él tenía alrededor de tres meses. Él era un recién nacido, cuando su madre tomó el riesgo de entrarlo en un canasto y lanzarlo en las aguas del río nilo, hacia donde estaba la hija del faraón. Note esto, las aguas del río Nilo, estaban y aún en la actualidad permanecen infestadas de cocodrilos. El primer milagro en la vida de Moisés fue que al ser lanzado a su destino fue expuesto al peligro, pero el peligro no le pudo tocar, porque Dios le había guardado.

Esto me recuerda al salmo 91. Dios nos ofrece la certeza de que él estará con nosotros y que cuidará cada detalle para que nuestros llamados puedan ejecutarse de la mejor manera posible. Si nos mantenemos en el centro de su voluntad, nada acontecerá fuera de sus propósitos para nuestras vidas.


5. La autorización de Dios, es autoridad espiritual.

El versículo 35, finaliza diciendo: “A este Moisés, a quien habían rechazado, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez?, a éste lo envió Dios como gobernante y libertador por mano del ángel que se le apareció en la zarza.”

La gente no creyó el propósito de Moisés por la autoridad de Moisés mismo, sino por la autoridad de Dios. De esta misma manera, en la iglesia primitiva, los apóstoles y discípulos que aguardaban en el aposento alto, esperaban la autorización divina de Dios, para comenzar a predicar el evangelio. Jesús les había dicho “[...] Recibirán poder, cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo, y me serán testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”, esta era la señal que aguardaban los apóstoles.

Una vez descendió el Espíritu Santo sobre la iglesia, comenzaron a manifestarse señales y prodigios en el nombre de Jesús. Los creyentes oraban por las personas y eran sanadas, libertadas y grandes milagros acontecían, debido a que la iglesia había esperado la autorización de Dios para comenzar su ministerio en el mundo.

Si ya sabes cuál es tu llamado, es tiempo de que pidas a Dios, desde ya, para que se glorifique a través de ti. Para que haga que tu vida sea trascendente en este mundo. Qué bueno es, cuando podemos aceptar los propósitos y los planes de Dios para nuestras vidas con humildad y entusiasmo. Es grato saber que una generación se está levantando, cada vez más creativa, más entusiasmada y más decidida a cambiar este mundo, pero aún más grato es saber que va guiada por un Dios todo-poderoso, capaz de superar nuestras expectativas y nuestras peticiones.
—Ismael Concepción