Reyes y Gladiadores, poesía por Hipólito I. Concepción:
Gladiadores y reyes.
¿Los has escuchado mencionar?
En una revista, una serie,
O una película, quizás.
Escuché de gladiadores
En una película de un general romano,
Quien torturado y engañado, abusado y maltratado,
Fue vendido, des-honradamente como uno de aquellos.
Siendo un esclavo así,
Uno no tiene voz ni voto.
A el deleite de todo-mundo
Siempre estarías sujeto.
Siempre estarías sujeto.
A nadie le importaba,
Lo mucho que sufrían.
Pero ¿Por qué seguían luchando?
Solo ellos lo sabían.
Dicen que por el honor,
Pero no tenían amigos.
Dicen que por el amor,
Pero todo habían perdido.
Seguían luchando,
Porque cadenas los ataban,
Pues estaban destinados
A morir.
Así es. Morir.
Ningún rey valoraba
Todo el esfuerzo que hacían,
Para entretener perdían
Y nadie remuneraba.
En cambio, ¿Los reyes?
¡Ellos viven en lugares celestiales!
Donde no llegan las penas,
Donde no llegan los males.
¿Qué sabría decir un rey
De estas luchas y dolores?
Si sus calles son de oro
Y de "cristal" son sus mares
Ellos Viven en mundos
Llenos de vida y paz,
Los otros,
Viven luchando, por alcanzar libertad, aunque [...]
Espera un momento, algo parece estar mal.
Veo llegar a una persona
Que contradice lo que digo
Espera un momento, algo parece estar mal.
Veo llegar a una persona
Que contradice lo que digo
Y viene bien vestido
Entre los sucios
A morar.
Parece ser un rey,
Quien se quita su corona
Y otra llena de espinas,
Coloca en su lugar.
Se despoja de sus ropas,
Las entrega a los soldados,
Ellos echan suertes sobre ellas
Con unos dados.
Traen látigos y palos
Dicen: “Para prepararlo”
Y él aún no había luchado
Su batalla principal.
Su piel fue desgarrada,
Su rostro irreconocible,
¿Por qué Un rey así
Sufriría dicho mal?
Lo llevan a un cuarto oscuro,
Lo sacan al coliseo
Y los que estaban con él,
Se dispersaron y se fueron.
Cierran las puertas del coliseo,
Y él sigue dentro.
Todo el mundo alrededor,
Él seguía siendo el centro.
Él estuvo por aquí,
Es todo lo que sabemos,
Vino y estuvo con nosotros
Pero ¿cómo le entendemos?
Si su llegada fue de otro mundo
Si todo lo que tenía,
Lo regaló a todo el mundo.
No puedo comprender
Esta gracia tan preciada.
Pagar un precio tan alto,
Por alguien que no vale nada...
Ahora se abren nuevamente
Las puertas del coliseo
Y lo que veo éste momento,
¡Es imposible! no lo creo.
Cosas que ni ojo vio,
Ni mente concibió,
Está preparando para aquellos
A quienes él amó.
El acta de decretos
Que había contra nosotros,
Él ha quitado de en medio
Y en pedazos exhibió.
Dice que nos hizo reyes
Y que vamos a reinar
Y que todo lo que somos
Él allí lo restauró.
Le veo salir victorioso,
De aquel coliseo,
Lo coronan nuevamente
Y se reviste con su luz.
Todo el público ahora aclama,
Todos cantan alabanzas,
Alabanzas a su nombre:
Al nombre de Jesús.
—Ismael Concepción.